viernes, 6 de diciembre de 2013

LOS SEISES DE LA CATEDRAL DE SEVILLA








Según escribe Herminio Gonzalez Barrionuevo, Maestro de Capilla de la Catedral, en la actualidad los Seises son diez niños, con edades comprendidas entre los 9 y los 12 años, que realizan una danza sagrada en el presbiterio bajo de la Catedral de Sevilla en tres ocasiones al año.
Los Seises, en cuanto danzantes, se remontan por lo menos al año 1508. Pero como conjunto, formado por diez niños que danzan regularmente en la Octava del Corpus comienza en el año de 1613. Desde entonces ejecutan una danza sagrada en el presbiterio bajo, durante los ocho días de la Octava del Corpus, gracias a la fundación y dotación del Arcediano de Carmona, don Mateo Vazquez de Leca.
Don Gonzalo Núñez de Sepúlveda costeó los bailes de la Octava de la Inmaculada en 1655, para que se realizaran en imitación de aquellos del Corpus y unos años más tarde, en 1695 comenzó el Triduo de Carnaval gracias al patrocinio de don Francisco Contrera Chávez y el Cabildo de la Catedral.
Los primeros Seises bailaban llevando en sus manos lanzas, palos, espadas, sonajas...Por fin aparecieron las castañuelas( 1667). Esto parece provenir de las danzas profanas que el Ayuntamiento sevillano costeaba para la procesión del Corpus.
Los trajes han ido cambiando con los tiempos. En 1657 el Cabildo Catedral ordenó que el Maestro  de Capilla, responsable de los niños Seises, renovara los trajes cada ocho años, asignandole una dotación económica especial.. En el siglo XVII, siguiendo la moda flamenca del momento, se enriquecieron con bordados,valonas, golillas, lazos, cintas...tomando mucho brillo y oropel. Se llega así al traje actual de pajecillos.
Desde la creación de la Octava del Corpus e Inmaculada, se emplean trajes de color rojo para la primera y los de color celeste para la segunda. En el Triduo de Carnaval se usan los mismos del Corpus.
Por desgracia no se conservan los bailes antiguos del Renacentista ni del Barroco. Tan solo alguna obra de Hilarión Eslava( 1834-1902), Evaristo García Torres (1834-1902) y Eduardo Torres(1872-1934). Su forma es siempre la de villancico, a la manera del siglo XVII: introducción, estribillo (con final instrumental y castañuelas) y coplas. 

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